Los zulúes no tienen Malls, ni cines, ni parques (obvio, allá tienen hermosos paisajes y no necesitan de parques), mucho menos Blackberry o Facebook... los únicos momentos que tienen para interrelacionarse con una pareja potencial son cuando van a recolectar frutos. Así que solo tienen esos breves lapsos de tiempo para que un chico y una chica zulú pueden enamorarse. En el pueblo se acostumbra que la familia del hombre le ofrezca una dote a la familia de la amada para que ella pueda casarse con él: lo mínimo que se puede dar son 11 vacas. Los zulúes son polígamos, así que pueden ofrecer 11 vacas a cada esposa. El jefe de Estado zulú ofrece como mínimo 50 vacas y el Rey da 100 vacas, actualmente tiene cinco esposas. Una vez que se disponen de las vacas requeridas para la dote, el hombre recurre a el o la Sangoma (brujo a bruja) para que vea su porvenir con la futura esposa y a partir de lo que diga determina si se casan o no. La mujer zulú lleva sus senos al descubierto mientras es soltera, una vez que se casa, los cubre. La boda se lleva a cabo en medio de alegres cantos y bailes que llegan a durar tres días. El pueblo zulú es muy alegre pero también son grandes guerreros. Han transmitido su legado a la civilización sudafricana que se conforma de una mezcla de ingleses, holandeses, hindúes, chinos y gente de diversas etnias africanas. Esta diversidad de culturas, idiomas, colores de piel y sabores diversos en la comida (ahhhh ya les hablaré un día del Bunny Chow y de las alucinantes tiendas de especias)... esta mezcla tan variada le ha dado el nombre a Sudáfrica de "La Nación del Arcoiris". Si eres ajeno a los sudafricanos, no distingues la diferencia entre sus estados de ánimo, pues ya sea que estén enojados, tristes o alegres, ellos están cantando y bailando con una intensidad que contagia a todos.
Una probadita más del pueblo zulú.
¿Y tú cuántas vacas tienes?...
13 diciembre 2011
11 diciembre 2011
Sangoma... La Brujería Zulú
Para los zulúes, en Sudáfrica, existen dos personajes importantes para su bienestar social: el Inyanga y el Sangoma.
El Inyanga es el curandero, el médico tradicional, tiene acceso a los hospitales para auxiliar a los médicos con las hierbas y preparados de la región, y así curar a sus pacientes. Para ser Inyanga se comienza desde muy pequeño, ya que es una labor heredada de padres a hijos. En su gran mayoría, los Inyangas son hombres. Los ingredientes que usa para sanar están hechos a base de diferentes plantas y especias, algunas de ellas exóticas, llamadas genéricamente 'Muti' se pueden encontrar en Durban en el Mercado de las Mañanas frente al Mercado Victoria (por precaución, no les recomiendo ir ahí).
Hablemos acerca del Sangoma: pueden ser hombres y mujeres, de cualquier edad, ocupación y estado civil. Su labor es sanar espiritualmente a las personas, adivinar el pasado, el presente y el futuro, tener comunicación con los elementales de la naturaleza y los espíritus, ellos no leen el café o el Tarot... leen huesos de animales... en pocas palabras, son los Brujos zulu. El Sangoma es una persona muy respetada en la comunidad pues con sus dones y sabiduría guían a sus pueblos. Se dice que para ser Sangoma, el elegido tiene que recibir una señal: un sueño, un suceso en donde se le revela su vocación. Es entonces que debe buscar la guían de un Sangoma experto. El aspirante deja a su familia de origen para ir a vivir con el Sangoma, quien lo entrenará durante dos, tres o cuatro años para que el aprendiz conozca todas las facetas de este trabajo. Su vestimenta es sencilla, en mi caso tuve la oportunidad de ver a una aspirante ataviada con ropas rojas. En las noches ponen a fermentar hierbas amargas y a la mañana siguiente beben este preparado para después vomitarlo... de esta manera hacen una limpieza corporal que los prepara para incrementar sus dones. Cuando ya están listos para ser Sangomas, las vestimentas cambian y se distinguen por tener un tocado distintivo en la cabeza, como la mujer de la foto.
Conocer a una Sangoma, fue una manera distinta e interesante para saber que en todas las culturas y en todos los tiempos, existe ese vínculo entre los mundos sutiles y los mundos terrestres... tenemos diferentes atuendos, idiomas y edades... pero en el fondo, nos une la Magia.
***Alda***
El Inyanga es el curandero, el médico tradicional, tiene acceso a los hospitales para auxiliar a los médicos con las hierbas y preparados de la región, y así curar a sus pacientes. Para ser Inyanga se comienza desde muy pequeño, ya que es una labor heredada de padres a hijos. En su gran mayoría, los Inyangas son hombres. Los ingredientes que usa para sanar están hechos a base de diferentes plantas y especias, algunas de ellas exóticas, llamadas genéricamente 'Muti' se pueden encontrar en Durban en el Mercado de las Mañanas frente al Mercado Victoria (por precaución, no les recomiendo ir ahí).
Hablemos acerca del Sangoma: pueden ser hombres y mujeres, de cualquier edad, ocupación y estado civil. Su labor es sanar espiritualmente a las personas, adivinar el pasado, el presente y el futuro, tener comunicación con los elementales de la naturaleza y los espíritus, ellos no leen el café o el Tarot... leen huesos de animales... en pocas palabras, son los Brujos zulu. El Sangoma es una persona muy respetada en la comunidad pues con sus dones y sabiduría guían a sus pueblos. Se dice que para ser Sangoma, el elegido tiene que recibir una señal: un sueño, un suceso en donde se le revela su vocación. Es entonces que debe buscar la guían de un Sangoma experto. El aspirante deja a su familia de origen para ir a vivir con el Sangoma, quien lo entrenará durante dos, tres o cuatro años para que el aprendiz conozca todas las facetas de este trabajo. Su vestimenta es sencilla, en mi caso tuve la oportunidad de ver a una aspirante ataviada con ropas rojas. En las noches ponen a fermentar hierbas amargas y a la mañana siguiente beben este preparado para después vomitarlo... de esta manera hacen una limpieza corporal que los prepara para incrementar sus dones. Cuando ya están listos para ser Sangomas, las vestimentas cambian y se distinguen por tener un tocado distintivo en la cabeza, como la mujer de la foto.
Conocer a una Sangoma, fue una manera distinta e interesante para saber que en todas las culturas y en todos los tiempos, existe ese vínculo entre los mundos sutiles y los mundos terrestres... tenemos diferentes atuendos, idiomas y edades... pero en el fondo, nos une la Magia.
***Alda***
Semillas
Quizá nuestro error como humanos ha sido querer cambiar a la naturaleza desde las raíces, es querer sentir que podemos modificarlo todo, desde lo fundamental.
Forzar el desarrollo de una semilla con pesticidas y nutrientes químicos para que en apariencia crezcan fuertes, nos ha vuelto débiles y dependientes.
Hemos profanado lo que era dado por la Madre Tierra con amor… de esta manera le decimos que despreciamos lo que con cuidado y armonía nos ha proporcionado, es decirle que no somos felices con sus ciclos naturales, lo mismo hacemos con nuestro calendario gregoriano y nos olvidamos de que existen las fases lunares.
A partir de aquí, de modificar las semillas, estamos alterando a la naturaleza, ¿es esto estar en equilibrio, es esto amar al Planeta?
Resulta casi increíble saber que en algunos lugares remotos del orbe, se está impulsando un tipo de cultivo más balanceado e integrador: los campesinos meditan en el lugar de cultivo antes de colocar las semillas en la tierra, meditan también por un buen desarrollo y una buena cosecha, los resultados científicos están arrojando resultados alentadores. Todo comienza con dar un giro en el pensamiento humano.
¿Será que tenemos que volver a amar a la Tierra y recordar el respeto que nos merece tanta grandeza de quien es la fuente de toda provisión en esta casa?
Lograr una reintegración con esas raíces nos llevará mucho tiempo… los primeros pasos ya se están dando.
Por querer ser superiores nos perdimos en el camino. Es cierto que la esperanza de la vida humana ha aumentado en las décadas recientes, pero ¿eso nos ha hecho más sensibles o más sabios?
Puede ser que la grandiosidad no radique en llegar a planetas remotos o en conquistar naciones… tal vez la grandeza esté en amar lo más pequeño de lo cual disponemos.
Durban, Sudáfrica... Cumbre del Clima 2011
***Alda***
Forzar el desarrollo de una semilla con pesticidas y nutrientes químicos para que en apariencia crezcan fuertes, nos ha vuelto débiles y dependientes.
Hemos profanado lo que era dado por la Madre Tierra con amor… de esta manera le decimos que despreciamos lo que con cuidado y armonía nos ha proporcionado, es decirle que no somos felices con sus ciclos naturales, lo mismo hacemos con nuestro calendario gregoriano y nos olvidamos de que existen las fases lunares.
A partir de aquí, de modificar las semillas, estamos alterando a la naturaleza, ¿es esto estar en equilibrio, es esto amar al Planeta?
Resulta casi increíble saber que en algunos lugares remotos del orbe, se está impulsando un tipo de cultivo más balanceado e integrador: los campesinos meditan en el lugar de cultivo antes de colocar las semillas en la tierra, meditan también por un buen desarrollo y una buena cosecha, los resultados científicos están arrojando resultados alentadores. Todo comienza con dar un giro en el pensamiento humano.
¿Será que tenemos que volver a amar a la Tierra y recordar el respeto que nos merece tanta grandeza de quien es la fuente de toda provisión en esta casa?
Lograr una reintegración con esas raíces nos llevará mucho tiempo… los primeros pasos ya se están dando.
Por querer ser superiores nos perdimos en el camino. Es cierto que la esperanza de la vida humana ha aumentado en las décadas recientes, pero ¿eso nos ha hecho más sensibles o más sabios?
Puede ser que la grandiosidad no radique en llegar a planetas remotos o en conquistar naciones… tal vez la grandeza esté en amar lo más pequeño de lo cual disponemos.
Durban, Sudáfrica... Cumbre del Clima 2011
***Alda***
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