Los zulúes no tienen Malls, ni cines, ni parques (obvio, allá tienen hermosos paisajes y no necesitan de parques), mucho menos Blackberry o Facebook... los únicos momentos que tienen para interrelacionarse con una pareja potencial son cuando van a recolectar frutos. Así que solo tienen esos breves lapsos de tiempo para que un chico y una chica zulú pueden enamorarse. En el pueblo se acostumbra que la familia del hombre le ofrezca una dote a la familia de la amada para que ella pueda casarse con él: lo mínimo que se puede dar son 11 vacas. Los zulúes son polígamos, así que pueden ofrecer 11 vacas a cada esposa. El jefe de Estado zulú ofrece como mínimo 50 vacas y el Rey da 100 vacas, actualmente tiene cinco esposas. Una vez que se disponen de las vacas requeridas para la dote, el hombre recurre a el o la Sangoma (brujo a bruja) para que vea su porvenir con la futura esposa y a partir de lo que diga determina si se casan o no. La mujer zulú lleva sus senos al descubierto mientras es soltera, una vez que se casa, los cubre. La boda se lleva a cabo en medio de alegres cantos y bailes que llegan a durar tres días. El pueblo zulú es muy alegre pero también son grandes guerreros. Han transmitido su legado a la civilización sudafricana que se conforma de una mezcla de ingleses, holandeses, hindúes, chinos y gente de diversas etnias africanas. Esta diversidad de culturas, idiomas, colores de piel y sabores diversos en la comida (ahhhh ya les hablaré un día del Bunny Chow y de las alucinantes tiendas de especias)... esta mezcla tan variada le ha dado el nombre a Sudáfrica de "La Nación del Arcoiris". Si eres ajeno a los sudafricanos, no distingues la diferencia entre sus estados de ánimo, pues ya sea que estén enojados, tristes o alegres, ellos están cantando y bailando con una intensidad que contagia a todos.
Una probadita más del pueblo zulú.
¿Y tú cuántas vacas tienes?...
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