02 octubre 2013

No se olvida


Se siente desolación, silencio sepulcral y hay una estela de vapor gris que solo es visible si penetramos en otras dimensiones.
Tampoco es un lugar que pase desapercibido porque todas sus piedras tienen guardados recuerdos, recuerdos enmohecidos y tristes que no pueden callarse a pesar de que no haya otra persona en la zona.
Permanecer en la Plaza de las Tres Culturas de Tlatelolco, provoca sentimientos encontrados que difícilmente se perciben en otro lugar.
Otrora el tianguis más grande de Mesomérica, donde olía a cacao y a maíz, se convirtió después en un lugar marcado por maldiciones y tragedias, como la batalla de 1521 con aproximadamente 40,000 mexicas caídos en esa ocasión; el negro 2 de octubre de 1968 cuando la tragedia nuevamente se dio cita y hasta la fecha no se sabe con exactitud el número de desaparecidos; y recientemente la caída de los edificios el 19 de septiembre de 1985.
Tlatelolco es uno de los puntos de energía más importantes en el Valle de México, un lugar de fuerza que ha sido testigo de episodios que sobresalen como un parteaguas en la historia del país.

Enmudecidos, sin historia, sin identidad... inmersos ahora en generación de la vida "light", donde lo inmediato y desechable es más importante que tener el orgullo de pertenecer a una cultura brillante y guerrera. Ahora estamos en la cultura "light" donde el egoísmo predomina y los valores comunitarios son motivo de risa, donde ver al hermano ataviado en su traje regional nos da vergüenza, nos provoca lástima y atentamos contra su dignidad.

El corazón se detiene por un momento al estar de pie en la Plaza de las Tres Culturas, algo ocurre en este sitio porque se siente el aire pesado, algo fuera del promedio, no es una sensación agradable pero tampoco se puede olvidar.
Sin querer, una lágrima brota y escurre por la mejilla... sucede de manera natural, pareciera que los ancestros, que los caídos, los que han pasado sus capítulos en ese lugar, nos pusieran la mano en el pecho, nos transmitieran la fuerza del pasado a través de los pies y nos susurraran en la memoria:
"No nos olvides".

*** Alda ***