¿Será que estamos en el mes del amor y por eso muchos de mis consultantes me piden con urgencia: “quiero que X se enamore de mí”?
Pues bien, ante un nicho de mercado tan grande para hacer negocios, esta Bruja se dio a la tarea de descubrir la pócima del amor y la metió en una botellita… para que alguien la huela y se enamore perdidamente…. ¡sí, dije HUELA!... porque el culpable de que perdamos la cabeza, cometamos locuras y pensemos que fulanito/a sea el/la más divino/a en el planeta es… ¡nuestro olfato!, (fanfarrias para la nariz).
Todo comienza con que nuestro olfato capte, a través de aromas imperceptibles a nivel consciente, la complementariedad del otro en cuanto a nuestro sistema inmunológico… o sea (esto es muy loco, pero así es como ocurre)… no nos enamoramos de la persona, de sus ojitos, su sonrisa, su cartera o sus pompis bien torneadas… ¡no!, nos enamoramos de sus defensas corporales, de su fuerza para resistir enfermedades. Ahhhh… el amor sigue siendo primitivo, pero esperen… sí tiene que ver con el cerebro.
El amor es una deliciosa droga que afecta al sistema nervioso central. Una vez que oliste a tu víctima, la información pasa al cerebro y si ese aroma te hizo “click”, se producen Feniletilaminas, que pertenecen a la misma familia que las Anfetaminas. Y ahí empiezan los estragos del amor. Ya no importa si no es un Brad Pitt o una Angelina Jolie, si tiene poco cabello, si no tiene empleo, si vive en otra ciudad... eso pierde importancia.
El cerebro se estimula y empieza a desear a la persona, a querer tenerla cerca… esto es culpa de otra sustancia llamada Dopamina. Le sigue la Oxitocina que produce el deseo sexual, la Adrenalina y Noradrenalina que elevan la presión sanguínea, hacen que el corazón lata más deprisa y que estés listo para la acción.
Entonces… eres presa del enamoramiento, caíste en sus redes. Tu organismo comienza a entrar en una oleada de estímulos nerviosos que afectan TODO en ti. No me digan que no han sentido “mariposas en el estómago”, o que no han sentido que caminan en las nubes, todo es “color de rosa” y se vuelve uno un verdadero idiota haciendo tonterías que no haríamos en estado normal. Tan afectado es tu cuerpo que ni los diminutos vellos intestinales se escapan de la química del amor.
El efecto de esta mágica pócima, dura máximo tres años si es que ves constantemente a tu “peor es nada”, porque recuerda, que el gran culpable del enamoramiento es el olfato. (Enamorarse virtualmente no será tan duradero).
Enamorarse entonces se vuelve, como diría Ortega y Gasset, un estado de imbecilidad transitoria… pero que rico es estar así de imbécil.
La próxima vez que te enamores o si ya lo estás, recuerda que todo tu cuerpo está bajo los efectos de una deliciosa droga, una poderosa pócima que hará que veas la existencia desde otra perspectiva…. Y si no te quieres enamorar, es simple: ¡Tápate la nariz!, porque el amor, entra por los ojos en un 20%... el 80% restante entra por tu nariz.
Ante la imposibilidad de diseñar la pócima perfecta del amor para cada uno de Ustedes, a esta Bruja solo le queda desearles que vivan intensamente el Amor, que disfruten de esa maravillosa droga que mueve al mundo, que nos hace escribir canciones y poemas, que nos hace pintar hermosas obras de arte… y que nos hace suspirar.
El amor no se piensa…. ¡se huele!
Con cariño:
***Alda***