06 octubre 2011

Un cerebro en el Corazón

La sabiduría ancestral ha hecho énfasis en la importancia que tiene el corazón para nuestro desarrollo personal, social y espiritual. Mi Maestro también lo ha mencionado en varias ocasiones.
Es hasta ahora que la ciencia está comprobando lo que los antiguos ya sabían: El corazón tiene cerebro. Hay una nueva rama llamada: Neurocardiología, que dará muchas revelaciones interesantes en los próximos años. El Dr. J. Andrew Armour, introdujo el concepto de "un cerebro funcional en el corazón" en 1991. Su trabajo reveló que el corazón tiene un complejo sistema nervioso intrínseco que es lo suficientemente sofisticados para calificarlo como un "pequeño cerebro".
Sabemos que sutilmente ahí se ubica ese maravilloso cuarto centro de poder o chakra. Recientemente los especialistas científicos, han determinado que en el corazón  tenemos un cerebro compuesto por más de 40,000 células nerviosas de diferentes tipos junto con una compleja red de neurotransmisores, proteínas y células auxiliares que actúan independientemente de la cabeza. Estas células nerviosas se asemejan a las neuronas cerebrales. Los latidos del corazón no son simplemente pulsaciones mecánicas de bombeo. Poseen un lenguaje inteligente que influye en nuestra manera de percibir el mundo y reaccionar ante él.


En el cerebro, la señal del pensamiento va de 2 a 400 microvatios y esta energía se amplifica por miles en el corazón que produce hasta 2.5 vatios de energía eléctrica en cada pulsación, creando un campo electromagnético idéntico al campo electromagnético alrededor de la Tierra. El campo electromagnético del corazón rodea el cuerpo hasta una distancia de cinco metros de distancia y genera ondas de energía como la radio y ondas de luz que constituyen la principal fuente de información sobre la cual el cuerpo y el cerebro construyen nuestra red neural y la percepción del mundo. Es este campo electromagnético que irradia nuestro corazón, el que nos hace acercarnos o alejarnos de una persona. No percibimos esa vibración con los ojos, sino con la frecuencia eléctrica que emite.
De hecho –y este es otro descubrimiento reciente-, se ha visto que las frecuencias que generamos alteran el campo electromagnético del Planeta, como aquel 11 de Septiembre de 2001 cuando los satélites en el espacio percibieron cambios radicales, ¿cuál creen que fue la causa de esos cambios planetarios?... nuestros sentimientos.
Desde hace tiempo he comentado acerca del impacto energético de unir oraciones en un Grupo, son datos que muestran que nuestros pensamientos (cerebro) y sentimientos (corazón) modifican a nuestro entorno.

El día de hoy pongamos nuestras manos en el pecho y con el más puro sentimiento, digámosle a nuestro hermoso corazón: TE AMO, TE AMO, TE AMO.
Cuidemos a este maravilloso generador de energía, para nuestro beneficio y el de la Madre Tierra.
El perdón, la meditación, la oración, la vocalización de mantrams, la alegría, el amor y la gratitud, lo mantienen en forma. A partir de ahora valoremos a nuestro “otro cerebro”, a ese bendito lugar, puente de comunicación con nuestros hermanos y de conexión con los Dioses.

Con cariño, de todo corazón…
Alda

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