La Madre Tierra es un ser vivo, que siente, que ama y que vibra.
Después de varios estudios y complejos cálculos matemáticos, los cuales no es mi intención anotar aquí, se ha determinado que nuestro planeta vibra, se comprime y expande cada 54 minutos.
¿Han escuchado sobre la Resonancia Schumann? es algo así como un pulso electromagnético, como un pulso cardiaco. Ese pulso lo causan las ondas que viajan por el espacio comprendido entre la superficie terrestre y la ionósfera (a 100 km de altitud), y que actúa como una caja de resonancia.
La frecuencia más o menos constante de dicha resonancia son unos 7.8 hertzios, y constituye una especie de latido planetario. Esta frecuencia es responsable del equilibrio biológico en todos los seres vivos, y sorprendentemente, las ondas de nuestro cerebro pulsan a esos 7.8hz. Se han realizado experimentos con astronautas en el espacio y demostraron que fuera de la resonancia Schumann sufrían desequilibrios y enfermedades.
Desde 1980 esta pulsación ha ido aumentando progresivamente de 7.8hz a 11hz, y de los 11 a los 13hz. Entonces, ¿qué ocurre con nosotros?, ¿seguimos pulsando a 7.8hz?
Existe un fenómeno llamado “vibración por simpatía” que nos puede ayudar a entender este fenómeno y, de paso, comprender como poder vibrar a esa nueva frecuencia.
El aumento del pulso electromagnético de La Tierra obedece a cambios estructurales y evolutivos que son propios del planeta, y que se extiende a todos los que aquí habitamos. Algunos síntomas físicos del aumento de la vibración, son, por ejemplo, la sensación de que el tiempo pasa más rápido (en principio, las 24 horas del día se viven como 16), dolores de cabeza o espalda, cambios en los patrones de sueño, interferencias de energía cuando pasas frente a tu tele, etc.
De algún modo, debemos empezar a funcionar bajo esta frecuencia y lograr la adaptación de los 7.8 a los 11hz, para igualar a nuestro cerebro con la Madre Tierra. El planeta ya nos empuja a ello, pero internamente es interesante tomar la proyección correcta para acompañar ese cambio.
La vibración por simpatía o por resonancia es un fenómeno físico curioso que se da, entre otros, en la música. Es una vibración que se induce en un cuerpo por cercanía del que emite las vibraciones. Si quisiéramos escuchar la vibración del planeta, nos resultaría casi imposible con nuestros oídos humanos, pues el sonido de la Tierra está a un nivel que no percibimos… conscientemente. Y como no podemos transmitir a través de un video de YouTube el sonido de la Madre Tierra, optaremos por alinearnos a su frecuencia a través de algo hermoso.
Una risa auténtica, un ataque de risa o la risa de un niño contagian al más duro de los seres. Al principio quizá no podemos adaptarnos a esta nueva frecuencia, nos mantenemos en nuestra vibración baja debido a nuestros problemas y dificultades, pero poco a poco va ablandándonos hasta que nos vence.
La risa nos acerca de manera natural a la vibración actual de la Madre Tierra.
Así que la resonancia Schumann puede ser vista como la risa del planeta, como una canción que nos invita a hacer coro, cantando cada uno con la voz del alma.
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