Tenemos la errónea idea de que un Catrín o Catrina eran aquellas personas súper-recontra-elegantísimas durante la época del porfiriato en México.
Resulta que sobre lo que hoy conocemos como la Alameda Central en la Ciudad de México, junto al Palacio de Bellas Artes, era en ese entonces un parque exclusivo para las altas clases de la época y no se le permitía la entrada a quien no diera "el gatazo" (apariencia) de pertenecer a tan exclusivo club.
A las afueras de la Alameda, lo que ahora es la Colonia Guerrero, llegaron a vivir personas que provenían de diferentes estados del país, gracias a las conexiones con el tren. Las posibilidades económicas que tenían no les alcanzaban para comprar trajes, sombreros y guantes como aquellos que portaban los pudientes de ese entonces. Y el mexicano, creativo como siempre, sacó a relucir uno de los recursos usados desde épocas antiguas: el pepenar, vocablo náhuatl que significa "rebuscar, reciclar, reusar".
Era común que la clase alta desechara su ropa rápidamente, teniendo poco uso. Entonces esas personas que venían de fuera, reusaban esas costosas prendas y se ponían un sombrero de copa, un frac de medio uso y unos guantes que aunque no hicieran juego con la camisa, al menos daban la apariencia de ser de la alta sociedad.
Se paseaban de esta manera por la Alameda, tratando de encajar con aquellos que al poco tiempo comprarían nuevos atuendos.
Por las noches, esas personas que hicieron la combinación de diferentes prendas usadas, se iban a sus casas, en donde lo más común no era dormir en una cama, sino en un catre.
De ahí se derivan las palabras Catrín y Catrina: el que duerme en un catre y que en el día se "disfraza" de una persona de alta clase social para aparentar algo que no es en realidad y de esta manera entrar a los lugares que eran reservados solo a algunos privilegiados.
José Guadalupe Posada, caricaturista sobresaliente de la época, dibujó a la Calavera Garbancera ("Garbancera" es la palabra con la que se conocía entonces a las personas que vendían garbanza que teniendo sangre indígena pretendían ser europeos, ya fueran españoles o franceses y renegaban de su propia raza, herencia y cultura). Diego Rivera inmortaliza la imagen de la Calavera Garbancera en su mural "Sueño de una tarde dominical en la Alameda Central" y le pone el nombre de La Catrina, haciendo referencia a las "señoras elegantes" que por las noches duermen en un catre. La obra de Rivera hace que el imagen de esa calavera vestida elegantemente se haga popular en todo el mundo, lo cual ha resultado en ser un icono del Día de Muertos.
Hoy en día, la Catrina es una imagen frecuentemente solicitada en el arte, el maquillaje o el mundo de la moda, incluso en el cine, vemos a una protagonista llamada "La Catrina" en la película animada "El Libro de la Vida".
La Catrina, en los huesos, sin nada más que lo que lleva encima, altiva, ya está muerta pero más vale orgullosa que sencilla... así es el mundo de las apariencias, una forma de tal vez no querer aceptar vernos como somos, o quizá, una manera de no ver la crudeza de la muerte, entonces la alteramos, la vestimos, la adoramos, la adornamos y hacemos que nuestro transitar por la vida y en el más allá tenga al menos por un instante, unas pinceladas de elegancia y de color.
*** Alda ***
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminaresto es muy fundamental
ResponderEliminarPocas personas, saben esto. Gracias por compartir. Me podían decir ¿de dónde obtuvieron la información?
ResponderEliminarPocas personas, saben esto. Gracias por compartir. Me podían decir ¿de dónde obtuvieron la información?
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