06 octubre 2011

... y los demás miran al suelo

Un ave colorín pasea frente a mí esta tarde y  disfruto de su canto colorido.
¿Cómo es posible que su trinar llene mi alma?, ¿qué influencia tiene en mí una avecita roja?
Su caminar a saltitos me ha hecho gracia, mientras un árbol despeinado me alegra la tarde...
¿En qué momento los seres humanos dejamos de maravillarnos con este panorama?
¿En qué momento nos tornamos insensibles y nuestra piel dejó de erizarse al ver al viento jugando con las hojas de los sauces?
Las personas transitan a un lado de este hermoso paisaje... ¡y sus miradas de preocupación solo apuntan al piso!

Arriba de mí, ondea la bandera de mi bendita nación, y me dice con preocupación: estoy aquí, de pie, firme y en el país han dejado de amar lo que soy!
Mis sentimientos se entrelazan entre la alegría y la tristeza.
Estoy en un pedacito de la Patria, lleno de jardines hermosos en donde la quietud invita a la reflexión... al mismo tiempo que la bandera me recuerda la indiferencia de la gente por amar a su tierra.
Me gusta estar  aquí, observando el delicado vuelo de una mariposa amarilla; batir sus alas es un arte.
Estoy encantada con este escenario, soy afortunada: mi corazón y mis ojos se han llenado de dicha... mientras los demás siguen mirando al suelo.

Alda

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